Hi Simos had weeks of disconnection ...
the subject or geographical landmark which I make is of Patagonia
Y hablamos hoy de la Patagonia…
Protesta social a lo largo de Chile; HidroAysén se viene venir, lunes 9 el día D, políticos abanderados y consignas verdes, gobierno intransigente pregonando la crisis energética y criminalización ciudadana. Calles colmadas de personas vociferando a viva voz Patagonia Sin Represas. Pero qué sabemos en realidad de Patagonia, cuán y por qué ha de ser tan importante, qué es lo que en verdad se valora tras esos tenaces gritos y consignas verdes contra el proyecto hidroeléctrico HidroAysén.
Un poquito de lluvia y viento (de historia)
Koonok una anciana del pueblo Aoniekenk tras el arribo de su último invierno, decidió echar raíces en la tierra en que ella se sentía perteneciente: la Patagonia, negábase a dejar las fecundas tierras que en invierno se volvían hostiles para ella y su pueblo. Koonok la sabia y generosa anciana prometió a su pueblo no dejar jamás esas tierras, ni mucho menos a los Aoniekenk. Tras el retorno y aguardo de su pueblo esperaba Koonok, ahora bien en la forma más generosa y persistente que pudo imaginar: como un arbusto, para brindar a los suyos alimento y materia prima para la creación.
La metamorfosis de Koonok en el Kalafate da a conocer el conocimiento y los saberes respetuosos para con el medio ambiente, un saber que respeta los tiempos naturales de la tierra y las posibilidades respetuosas para el porvenir humano.
Hacia Patagonia Sin Represas…
Los Aoniekenk a partir de la llegada de los primeros colonos, desde Pope pasando por Agostini y los primeros Estancieros, se vieron diezmados por el moderno sistema de producción capitalista que imposibilitaba la coexistencia entre el estanciero y el Aoniekenk. Si bien la situación aquí, no era unívocamente la pugna entre estanciero y Aoniekenk, la pérdida del territorio Aoniekenk significó la imposibilidad de geografizar su cultura.
De esta manera la metamorfosis de la geografía patagónica cambia según el trazado de las nuevas prácticas espaciales, los nuevos modos de relacionarse y entender el espacio. La Estancia marca un hito en esta nueva relación y hablamos ahora del gaucho que al ritmo del chamamé arrea las ovejas y hace frente al inclemente clima de la Patagonia. Los colonos chilotes y de los diferentes lugares del mundo comienzan a trazar la geografía reciente de la Patagonia en el auge de la actividad ganadera, auge impulsado por el mercado mundial y por políticas estatales que progresivamente tienden a desvanecerse dejando al gaucho y al Estanciero el devenir de la Patagonia.
A la tenaz fuerza del gaucho y del patagón en general, olvidado por el Estado que una vez promovió la colonización, se marca un segundo hito que tiende a mejorar las menos cavadas condiciones económicas de la región. La valorización paisajística de la Patagonia promueve, por parte de los colonos con más medios y acceso al capital, la inserción en el turismo. Turismo tipo Lodge orientado hacia personas de gran capacidad económica suscitando paralelamente y por chorreo una mejora en la situación económica de la población, ya que se inicia un encadenamiento entre el gran empresario turístico y el campesino que pudiese generar recursos tras la venta de los productos de su economía.
Se traza de esta manera una geografía de la conservación del medio ambiente patagónico, donde el turista extranjero y raramente nacional visita cómodas instalaciones cuya arquitectura dialoga con el entorno natural, instalaciones en los senderos de Aysén donde se valoriza el avistamiento de fauna y flora endémica y se disfruta de la pesca con mosca, la gastronomía y costumbres patagónicas. Este valor otorgado a la Patagonia por los empresarios turísticos, pudiese hoy, ser marcado por un tercer hito que manifiesta las nuevas intenciones del aparato Estatal, de cierta esfera política y económica, que vuelve a ver en esta región un potencial de desarrollo económico para la satisfacción de las necesidades del capital.
Criminalizando el consumo energético doméstico se sostiene la crisis energética, pregonando el desarrollo económico del país se justifican la destrucción de la Patagonia, no basto devastar la cultura Aoniekenk ahora se va por la inundación de todo vestigio de un modo de producción disímil al capitalista y de toda posibilidad de cuestionar el sistema hegemónico.
¿Y defendemos la Patagonia?
Este hito y más que hito coyuntura social, económica y ambiental a generado todo un movimiento que se plantea en contra del proyecto HidroAysén, poniendo a la palestra temas como la política energética sustentable; el uso de Energías Renovables no Convencionales. La necesidad de plantearse el Desarrollo Sustentable o Sostenible, de definir políticas de desarrollo ambientales. La pregunta ahora es, qué defienden estas ONG o fundaciones como Chile Sustentable, Fundación Terram y Patagonia Sin Represas, ¿esta situación no es más que una pugna entre una misma clase: capitalista v/s capitalismo verde?
Tal inquietud nos hace cuestionar qué se defiende tras Patagonia Sin Represas, el cambio de valor de cambio de la Patagonia; de un valor paisajístico (turístico) a un valor por su potencial hidroeléctrico. ¿Se cuestiona en efecto la causa estructural de la demanda energética en el nombre del progreso? Pareciese sin embargo, que se defiende los intereses de una burguesía hippie, al igual que en Punta de Choros, que no quiere que destruyan su lugar de veraneo ni lo pintoresco de una población diezmada mil veces por el capital.
Ahora bien, y sin ser tan obtusos existe algo que se puede rescatar de esta protesta social (intencionada por y desde el capitalismo verde). Es la esencia de todo descontento social, la insatisfacción por incomodidad o desagrado de toda condición de explotación, ya sea del hombre por el hombre o “del hombre hacia la naturaleza”. Insatisfacción que hoy se manifiesta como descontento de un consumidor orgánico, verde o ambientalista, pero que es necesario de problematizar desde otro escenario, cuestionando a partir de este momento la causa estructural de tal descontento. Cabe entonces la necesidad de problematizar desde la actual coyuntura ambiental la producción capitalista del espacio y de nuestras relaciones sociales de auto explotación. De nosotros depende impedir que se inunde y cubra con agua y lodo la historia de explotación por parte del capital, de nosotros depende impedir que se borre la memoria de nuestra condición de explotados. De nosotros y de la memoria cabe destacar la cultura Aoniekenk de revalorizar esos saberes olvidados y de extender los límites de las utopías de hoy
Patagonia debe ser una instancia más para cuestionar las relaciones socio-espaciales construidas hasta hoy, desde la problematización del discurso ambientalista hasta el empoderamiento territorial (local) efectivo de las condiciones de producción y reproducción social y espacial
Hernán Araneda Oyanedel
Estudiante eterno de Geografía
Centro de Estudios Críticos Urbanos
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